sábado, 13 de febrero de 2010

.: C A&P:. Vampire Princess

CONSTRUYENDO LA PASION

Me parecía increíble estar aquí, cuando le comente a mis padres que estudiaría, ingeniería civil en conjunto con arquitectura, casi se mueren…



-Isabella eso no es para una chica tan frágil como tú, mejor estudia medicina, veterinaria, reportera o historiadora, pero eso es muy masculino- ese era el pensamiento de mi padre y mi madre lo secundó en cada una de sus palabras.




Pero de eso ya hace doce años, ahora a mis treinta años, eh recorrido algunas constructoras para crearme un nombre en la industria, y ahora por fin después de mucho trabajo había iniciado mi propia constructora, y como primer proyecto grande teníamos la creación de un nuevo rascacielos, las oficinas de Aro Vulturi, el mas prestigiado abogado en todo el país, “hombres con grandes complejos piden los edificios más grandes”, ese era el lema de una de las secretarias de una de las constructoras en las que había laborado.


-Buenos días “chocolatito”- al escuchar esas palabras sonreí instantáneamente, así me decía mi queridísimo amigo y socio Emmett McCarthy, el juraba que Dios había usado todo el chocolate de su reserva en mi personalidad, ojos y cabello.


-Buenos días Osote, listo para tu primer día?, ya esta listo el personal?-


-Si Bella todo listo, solo falta el capataz pero yo puedo recibirlo tu ve adelantándote para la colocación de la primera piedra con el señor Vulturi- simplemente asentí y caminé hacia donde se encontraba Aro con los periodistas, me saludó cordialmente y procedimos al evento del día.


Cuando terminó todo me dirigí a mi remolque necesitaba hacer unas llamadas, organizar unos planos para los acereros, cuando iba de salida abrí la puerta y me encontré con dos hermosos ojos color esmeralda.


Después de recuperar un latido normal en mi corazón y recordar que podía hablar, me di cuenta de que ese hombre perfecto, me miraba expectante –Si dime? En que puedo ayudarte?-.


-Bella el es Edward Cullen nuestro nuevo capataz, cabe decir que aun no comprendo porque ser capataz Edward?- interrumpió Emmett.


Aquel hermoso hombre sacado del más perfecto de mis sueños, se encogió de hombros, rodó los ojos –muy fácil Emmett, construcciones Cullen es el negocio familiar, tengo seguro mi futuro ahí, sin embargo quiero trabajar en donde esta la acción, y mis estudios en ingeniería civil, ayudarán en este proyecto, quiero saber lo que es el sudor del trabajo- respondió con una voz que acarició mis oídos y me provocó un imperceptible escalofrío.


-Ja….hermano de verdad estás loco-


Edward Cullen hijo de Esme y Carlisle Cullen, hermano de Jasper Cullen, en unos años heredaría, parte de la empresa de su padre, la otra parte ya era manejada por Jasper, él y yo habíamos sido compañeros en la Universidad pero jamás conocí en persona a Edward, en verdad no podía creer que el hermano mayor de los Cullen rechazara su alto mando en la empresa y prefiriera trabajar en un nivel bajo en una empresa nueva.


No podía quedarme callada debía decir algo Edward me miraba esperando que saliera un sonido de mi boca que se encontraba entreabierta -Siempre es bueno luchar por lo que deseas Emmett, así cuando lo tengas te sentirás realmente orgulloso de tu labor, o es que acaso no estas orgulloso de lo que hemos logrado en todo este tiempo?- .


-Si Bella y más orgulloso estoy de trabajar contigo- dijo Emmett rodando los ojos.


-Bueno pues Emmett acompaña a Edward a la construcción y den el primer rondín-


-Si Bella-


-Un placer conocerte Edward y espero que nos llevemos bien-


-Lo mismo digo Isabella-.


-Solo Bella, por favor-


-Bien…Bella-


Se dieron la vuelta y se empezaron a alejar, no pude evitar fijar mi mirada en ese tan perfecto trasero, deberían consignarlo a las autoridades por usar un jean tan ajustado, subí la mirada y pude apreciar, bajo aquella franela, una esculpida espalda que se notaba ceñida por la tela, sentí mis mejillas arder, y mi corazón enloquecer, me sentía extraña….que diablos estaba excitada aquel cuerpo de catalogo me había excitado de una manera imposible, tuve que volver al baño de mi remolque para refrescarme un poco antes de salir.


De aquel primer día de trabajo ya han pasado dos meses, ya el edificio esta mas adelantado, cada día el increíble caballero Edward Cullen pasa por el remolque antes de iniciar su jornada, me trae un poco de café y escucha atento mis indicaciones, después me regala una de sus sonrisas torcidas que me encantan y aceleran mi corazón al máximo y sale por la puerta.


Este día haré un rondín por la construcción, necesito verificar nuestro avance, pero maldita sea el día de hoy al astro rey se le ocurrió brillar con más intensidad y disparar la temperatura, un día de verano más caluroso de lo habitual.


Me quito la franela y a la amarro firmemente a mi cintura, y quedo con una pequeña camiseta de tirantes gruesos color purpura, mis jeans, las botas de trabajo, me hago una coleta y me pongo el casco.


Al llegar al piso 15 y salir del elevador quedé petrificada al ver el espectáculo más maravilloso del mundo, si le cobrara un dólar a cada mujer por verlo me convertiría en la persona más rica del mundo en cuestión de minutos.


Edward Cullen, el espécimen más perfecto de la creación de la naturaleza, llevaba unos jeans gastados, una camiseta de tirantes gruesos color negro sus botas de trabajo del mismos color y su casco, aaawww deberían de poner un letrero de precaución antes de salir del elevador, ya que con ese hombre cualquiera no vería por donde camina.


Edward fijó sus ojos en donde estaba yo, y en sus labios se formó su sonrisa torcida que hacia temblar mis piernas, y avanzó a grandes zancadas a donde me encontraba yo, como en ese momento echaron a andar una máquina el estridente ruido no dejaría escuchar nada pero el se acercó a mi oído –hola chocolatito, luce delicioso el día de hoy este pequeño chocolate, lista para el rondín?- al escuchar esas palabras mis mejillas parecían querer estallar, el jamás me había llamado así, mis ojos se abrieron como platos y sentí una punzada en mi intimidad, su cercanía me había excitado increíblemente, después de todo al llegar a mi lado colocó suavemente su mano en mi hombro y su pecho rozó el mío, su cuello pasó levemente por mis labios, su aroma impactó hasta la ultima de mis neuronas y quedo marcado como fuego, y por ultimo sus labios sobre mi oído diciendo esas palabras, de ser una adolescente me hubiera desmayado en ese instante.


-Si…si…lista- respondí recobrando la compostura un poco, aunque me costó mucho tragar, y eliminar el exagerado rubor de mis mejillas.


Me miró por el rabillo del ojo, y sonrió nuevamente –sígueme- fue lo que dijo antes de separarse de mí y comenzar a avanzar.


-Buen día señorita Swan- saludó cortésmente Jacob Black, mano derecha y mejor amigo de Edward, ese hombre también era como para tenerlo en un museo.


-Jacob para ti solo Bella, la señorita Swan era la solterona tía Lorraine Swan- mis mejillas dolían solo de recordar a esa mujer, su deporte favorito era pellizcar las mejillas de cuanto niño tuviera frente a ella.


-Jaja, muy bien Bella, cualquier observación sobre el trabajo de los muchachos házmela saber bien?-


-si claro-


No sé cómo pude controlarme y escuchar perfectamente todo lo que me decía Edward, al señalar algún punto en la construcción lo primero que veía era su musculoso brazo, su voz me envolvía en un hipnotizante velo aterciopelado, sin embargo pude notar que nuestro equipo de trabajo era el mejor en dos meses el edificio ya estaba como máximo a cinco semanas de ser terminado.


-Entonces todo está bien?-


-Edward todo está más que bien, está perfecto, no cabe duda que contamos con el mejor equipo de trabajo- respondí con una sonrisa que no terminaba de mostrar lo feliz y orgullosa que me sentía, habíamos llegado a la puerta de mi remolque.


-Y con la mejor jefe de todo california, no lo olvides- lo dijo demasiado cerca de mi rostro, sentía su aliento golpear mi rostro, podía sentirlo a milímetros de mi, en ese instante sonó la alarma que anunciaba la hora del almuerzo.


-En donde comerás hoy Isabella?- su pregunta me tomó desprevenida, y me sorprendió mucho más por el hecho de que unos minutos atrás me llamó “chocolatito” y ahora Isabella?.


-Esto…yo…he quedado con Emmett y un posible cliente-.


Vi como giraba su cuerpo para mirar la construcción –bien, nos vemos después, suerte- y comenzó a caminar no me dio tiempo de replicar, ni hacer algo.


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Pasamos más de 5 horas con el cliente pero logramos cerrar el trato, pronto iniciaríamos un nuevo proyecto, me preguntaba si Edward trabajaría con nosotros, Emmett me dejó en la constructora, había un congreso de construcción en Cedar City en Utah, y el iría acordamos que al próximo acudiría yo, partiría en unas horas.


Eran cerca de las 7 de la noche los trabajadores se habían marchado, yo aun trabajaba en unos planos, cuando oí abrirse la puerta del remolque –olvidaste algo osote?, porque a estas horas ya deberías estar en el aeropuerto-.


-No soy Emmett, pero si olvide algo….- al escuchar su voz, el bolígrafo cayó de mi mano y volví la cabeza para mirarlo recargado en la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, su cabello más despeinado que de costumbre, y mirándome fijamente con sus ojos esmeraldas que brillaban como nunca.


Me levanté del escritorio y caminé hacia el, al estar de frente me crucé de brazos y le miré -a si? que olvidaste?-.


Se irguió eso me recordó que era mucho más alto que yo, paso sus brazos por mi cuello y me atrajo hacia él, no pude evitar que mis ojos se cerraran y escapara de mis labios un suspiro, pero sus manos soltaron mi coleta, y viajaron por mi cuello hasta mis mejillas, me obligó a separarme un poco, abrí los ojos de golpe y lo miré extrañada –a ti Isabella, te olvidé a ti, no podía irme el día de hoy, no podía dejar pasar un día más sin que supieras cuanto te amo y cuanto te deseo-.


Volvió acercarme a él, estampó sus labios en los míos, en un beso profundo, desesperado, cargado de pasión, nuestras lenguas danzaron juntas por unos minutos hasta que la necesidad de respirar fue demasiada, al momento de separar nuestros labios di un pequeño mordisco en su labio inferior.


-Me enloqueces Bella, luces tan sexy con ese casco y esas botas, provocas algo en mí que me hace vibrar cuando estoy cerca de ti- me dio un pequeño y ligero beso y me liberó de su agarre, me sentí fría y desolada a pesar de que el seguía estando cerca de mí, por lo que avancé y enredé mis manos en su cabello y lo atraje nuevamente a mis labios, esa fue la respuesta a la pregunta no elaborada, yo…yo también lo amaba y lo deseaba, hasta la mas insignificante de mis células hervía en lujuria por tenerlo a mi lado.


Sus manos se cerraron en puños en el borde de mi camiseta, comprendí lo que deseaba hacer me separé de su cuerpo y elevé mis brazos sobre mi cabeza y el la retiró de mi cuerpo, apreció mi torso, mis senos aun estaban cubiertos por mi sostén pero eso no le impidió deleitarse con mis pezones atreves del encaje, los sentía explotar al roce de su lengua, al tiempo sus manos se cernían firmemente en mi trasero.


Las caricias de su lengua y sus manos comenzaron a arrancar pequeños gemidos de mi boca, mis manos aprisionaban su cabeza contra mis senos, mis ojos se apretaban fuertemente, y mordía mi labio inferior antes de liberar el aire de mis pulmones.


No pude quedarme quieta, separe su cabeza de mis pechos, y lo acerqué a mi rostro, besé lentamente cada parte de este, al tiempo que rozaba y apretaba mis caderas contra su prominente erección que se podía sentir bajo su pantalón.


-Bella…-


-Sshhh…calla- lo dije como una orden, mientras lo empujaba sobre el sofá que tenía en mi remolque, el me miró con una sonrisa en sus labios.


-Usted manda jefa- demonios lo dijo en un tono realmente sexy y enlazado con un gemido, eso provocó que una punzada de éxtasis recorriera mi cuerpo para alojarse en mi centro en mi pequeño botón de placer, me senté a horcajadas sobre él, a pesar de la tela de nuestras estorbosas prendas podía sentir tu erección cerca de centro, comencé a rozarme sobre él, a lo que respondió con un gemido –uff…Bella me vas a matar- ante sus palabras atiné a sonreír y morder mi labio inferior, puso sus manos en mis caderas, y detuvo mi fricción, después las deslizó hasta mis glúteos y los apretó mientras me jalaba hacia él, ante tal sensación mi espalda se arqueo elevando mis senos dejándolos cerca de su rostro, su lengua no se hizo esperar para posarse sobre mis senos, mientras sus hábiles dedos desabrochaban mi sostén.


Una vez que mis senos estuvieron desnudos ante su vista, pude ver que sus ojos pasaron de un verde esmeralda a un negro como la noche, la lujuria dilató sus pupilas para ponerlas de esa tonalidad, y sus manos se posaron sobre mis senos, sus dedos jugueteaban con mis adoloridos pezones –oh Dios…Edward- un gritó salió de lo más profundo de mi garganta cuando los pellizco y los jalo, me doble pegándome a él, mordí fuertemente su hombro, a lo que su cuerpo respondió con ligero gruñido en sus labios.


-Que pasa ya no puedes darme ordenes?- dijo tenuemente en mi oído para rematar con mordiscos en mi lóbulo.


-S..Si puedo- respondí recobrando un poco la cordura.


-Bien…pruébamelo-


Miré directo a sus ojos cada vez se ennegrecían más, y eso me volvía loca -tócame…hazme tuya-.


Eso era el detonante que hacía falta esta noche, me tomó firmemente del trasero y conmigo en brazos, fue directo al escritorio –necesito más soporte…por el momento- esas fueron sus palabras cuando me coloco sobre la tabla del escritorio, yo solo pude sonreírle.


Hizo a un lado todo lo que se encontraba ahí, me miró y me besó nuevamente, acercándome a la orilla de la tabla, mi centro seguía rozando su erección, eso me ponía más húmeda a cada segundo que pasaba, me separó de él, y me recostó sobre la fría superficie del escritorio, se inclinó sobre mí, y me besó nuevamente, pero este fue un beso rápido que bajó a mi cuello, y continuó su recorrido, se detuvo un momento en mis pechos pero siguió cuando llego a mi abdomen lo acarició con su lengua dando ligeros besos a mi ombligo, al cual en más de una ocasión le exploró su interior con la lengua, esa sensación jamás la había tenido, fue excelente, sentía como todo el placer que provocaba iba directo a mi centro, creía que estallaría en un orgasmo solo con esas caricias.


Sus besos llegaron a mi tan caliente y húmedo centro, a pesar de aun tener los jeans, pude sentir su nariz rozar la zona, y aspiró con fuerza el aroma de mi humedad, para después erguirse nuevamente y desabrochar mis jeans, tiró de ellos junto con mi ropa interior, tuvo un poco de trabajo para quitarlos sin quitarme las botas, después me puso de pie y me observó –Bella eres un ángel, sin embargo luces endemoniadamente sexy con esas botas de trabajo-.


-Me pregunto si tu luces igual solo en botas de trabajo Edward- respondí con una sonrisa picara y ojos de niña traviesa.


En ese instante Edward desabrochó su pantalón y al igual que lo hizo conmigo se lo quitó con todo y ropa interior el no tuvo tanta guerra con las botas ya que su pantalón era un poco más holgado que el mío.


Mi boca se entreabrió era imposible, el mismísimo Adonis envidiaría ese cuerpo, era un sueño, en la realidad ese hombre, con ese rostro de modelo, y ese cuerpo de Dios griego, no podría sentir ni una pizca de lujuria por mi –despierta Isabella- dije casi en un susurro.


-Bella…esto no es un sueño, estoy aquí contigo…siénteme- se acercó a mí, me pegó a él acarició mis brazos, me besó, mientras que su erección chocaba con mi vientre.


Me separé un poco de él, acaricié sus musculosos brazos, su pecho, su abdomen, su vientre, cuando mi mano se acercaba al punto que tanto deseaba elevé mi mirada para verlo a los ojos, el asintió y con su mano guió la mía a su centro de placer, acaricié suavemente la zona, marcándola en mi mente, para después con besos y haciendo el mismo recorrido que había hecho con mis manos, cuando mi boca estaba frente a su erección, miré hacia arriba, el lanzó un gruñido, y miró hacia el cielo, acerqué mi lengua y con ella acaricié aquella punta roja que tanto deseaba probar, escuche un casi imperceptible gemido salir de los labios de Edward, eso me hizo saber que lo hice bien, la caricia de mi lengua se extendió por aquel firme miembro, después di un ligero mordisco a su punta antes de meterlo por completo a mi boca, ambas acciones provocaron un grito de parte de Edward, un gemido de la mía, comencé a disfrutar de aquello, mientras él inicio un movimiento de caderas, enredó sus dedos en mi cabello y sentía la pulsante excitación de Edward crecer un poco más, por su cara y su respiración que a cada segundo se agitaba más eso me indicaba su cercano orgasmo.


-Be…Bella…oooh…no puedo…- tiró de mi cabello y me levantó para quedar viéndonos a los ojos, me besó nuevamente, mientras que una de sus manos elevó mi pierna hasta dejarla sobre el escritorio y su deliciosa erección rozó mi entrada, un gemido salió de nuestros labios y un grito de placer salió de mi cuando me penetró con fuerza, ahí estaba el de pie, envistiéndome fuertemente tomándome con firmeza del trasero, mientras yo trataba de mantenerme en pie, mi equilibrio no era el mejor y con el orgasmo acercándose estar sobre una pierna y con la otra en el escritorio no era fácil.


Mi respiración se agitó un poco más mi labio inferior estaba sufriendo los estragos de mi orgasmo mientras mis manos se aferraban a los hombros de Edward, mis ojos se cerraron instintivamente –abre los ojos….mírame Bella- su voz ronca y entrecortada anunciaba su orgasmo, por lo que con un esfuerzo sobrehumano abrí los ojos, para poder observa una sonrisa torcida formándose en sus labios –así me gusta, poder mirar esos hermosos ojos todo el tiempo- en ese instante, sus envestidas se hicieron más profundas y continuas, me besó ferozmente y sentí como alcanzaba su propio clímax.


-No aun no salgas- le pedí cuando se recupero de su orgasmo, no imaginaba mi centro sin él, deseaba tenerlo dentro de mí el mayor tiempo posible.


-Que propones Bella?- me preguntó divertido, con su perfecta y deliciosa sonrisa torcida.


-Que me cargues y vayamos al sofá-


-Bien- me tomó la pierna que tenia sobre el escritorio y la pegó a el, mientras que la que me mantenía en pie, la elevó con su mano para quedar emparejada con la otra, el seguía dentro de mí y conmigo en brazos llego nuevamente al sofá tomó asiento y yo me acomode con cuidado a horcajadas sobre él para evitar que saliera de mi.


-Bella…mi Bella- sus palabras salieron en susurro mientras me besaba lentamente y sus manos acariciaban mi vientre y subían lentamente para llegar suave y tortuosamente a mis senos, esa caricia hizo estremecer todo mi cuerpo, a lo que mi reacción fue hacer pequeños círculos sobre Edward para excitarlo nuevamente y funcionó ya que en pocos minutos sentí su erección comenzar a crecer nuevamente.


Ahora el control lo llevaría yo eso me enloquecía someter a Edward era algo con lo que soñaba, además quería disfrutarlo al por mayor, nuestros labios danzaban desesperados mientras sus manos recorrían toda mi espalda, y mi centro seguía sus pequeños movimientos circulares sobre él, mis manos apoyadas de sus hombros, cuando fue extrema la necesidad de oxigeno dejamos de besarnos para simplemente mirarnos a los ojos, Edward acarició mi rostro –Bella eres tan hermosa- un ligero sonrojo apareció en mis mejillas, y lo besé nuevamente, sus manos apretaron con fuerza mi trasero y su ahora lista erección palpitó en mi interior, comencé a subir y bajar la sensación me volvía loca, Edward colocó sus manos en mis caderas para ayudarme en el movimiento, ante la ola de deliciosas sensaciones que estaba experimentando eché mi cabeza hacia atrás elevando mis senos para quedar a la altura de su rostro y comenzó a besarlos justo como lo había hecho hace un rato.


Mis uñas se enterraron sensualmente en su espalda, para dirigir mis manos a su cabeza y separarla de mis senos, hizo un pequeño puchero cuando lo separé de mi cuerpo pero llevé mis labios a los suyos, en ese instante aumenté la velocidad de mis movimientos, sus manos se apretaron mas a mis caderas, esto era la gloria, podría morir en este instante y sería feliz, en unos minutos de movimientos rápidos y profundos de cadera, apremiantes y salvajes besos y suaves caricias, mi cuerpo comenzó a tensarse, mis dedos se flexionaron, mi vientre comenzaba a elaborar mi orgasmo, de mis labios salían incontables gemidos con mi respiración entrecortada y mezclada con el aliento de Edward quien también lanzaba aun pequeños gemidos, el escucharlo así me acercaba más al clímax –Bella….oooh….Bella….te amo- esas perfectas palabras salieron entre besos, suspiros y unos más sonoros gemidos de su boca.


-Yo también…te amo…Edward- sonrió entre besos, y sus manos en mis caderas me elevaron y bajaron sobre el más rápido, no soportaría más estaba a unos instantes de mi orgasmo, mis gemidos desaparecieron y su lugar los tomaron gritos de placer, me venía y lo hacía feliz y con amor, para él, para mi Edward, mi centro palpitaba feliz recuperándose del orgasmo mientras apretaba su cálida erección, no tardo mucho en alcanzar su orgasmo sus manos me apretaron pero no podían moverme, así que yo me movía rápidamente para que disfrutará al máximo de este momento, su cabeza instintivamente se hizo hacia atrás y sus ojos se apretaron, lo sentí explotar, y lanzó un grito como el mío, un grito que demostraba todo lo que nos hacíamos sentir.


Nos besamos nuevamente y quedamos recostados en el sofá, Edward acariciaba mi espalda mis piernas lo último que alcancé a escuchar antes de caer en un profundo sueño fue –Te amo Bella-.


Cuando desperté había amanecido y me encontraba desnuda sobre mi sofá, no pude evitar sonreír al recordar la noche anterior, me puse de pie tome ropa de mi bolso, siempre acostumbraba cargar un bolso con ropa por si el trabajo me impedía ir a casa darme un baño en mi remolque, cuando estuve lista salí del baño y me dirigí a mi escritorio a terminar los planos que habían quedado inconclusos, pero escuche abrirse la puerta del remolque y me detuve me giré y ahí estaba, el más sexy y delicioso capataz de construcción del mundo, un dios griego con casco y botas…que digo un dios griego un dios del sexo.


Su rostro llevaba impresa una sonrisa –Buenos días Bella traje café, espero tus ordenes del día para comenzar-.


Por mi mente pasaron mil y una perversiones pero me limite a recibir el café y darle las instrucciones cuando terminé se dirigió a la puerta, yo lo veía embobada se detuvo y me miró nuevamente –Sabes Bella, Emmett tiene razón-.


-En que Edward?-.


-Eres un chocolatito, porque eres dulce, pecaminosa y adictiva- sonrió y apareció un sonrojo en mis mejillas.


-Nos vemos esta noche te invito a cenar Bella-


-Si claro- le respondí con una enorme sonrisa y sin más salió del remolque.


El tiempo que restaba de la construcción lo pasamos entre citas y cenas en mi departamento o en el suyo, escapadas los fines de semana y el ir juntos a eventos de la ciudad, cuando estuvo terminado el rascacielos, Aro Vulturi se mostró más que satisfecho, eso nos abriría más puertas en esta gran ciudad.


Para nuestro próximo proyecto Edward se excusó para ya no laborar en él, dijo que tenía otros planes, laborar algo importante para su empresa, continuamos viéndonos, después de muchas citas y noches de pasión, nos hicimos novios formalmente, Jasper estaba feliz de que fuera su cuñada, mis suegros eran grandes personas sobretodo Esme dulce mujer.


Ahora un año después el abogado de mi empresa me ha citado en su despacho, dice que una compañía tiene un propuesta para nosotros que diablos podrá ser.


-Buenos días Isabella-


-Buenos días Samuel- respondí al apretón de manos de mi abogado el señor Uley.


-Sígueme nos esperan en la sala de juntas-


Al entrar a aquella habitación mis ojos quedaron abiertos al máximo era Edward en compañía de un abogado.


-Isabella ellos son señor Edward Cullen de uno de los dueños y accionistas de Construcciones Cullen y él es el abogado Eleazar Denali representante de la misma empresa-.


-Un placer- respondí dando la mano al abogado de Edward.


-Hola Bella-


-Hola Edward-


Mi estomago estaba hecho un nudo así que hable rápido –y en que les podemos ayudar?-.


-Verá Señorita Swan…- comenzó a hablar el abogado pero Edward puso una mano frente a él para detenerlo.


-Bella voy a ser directo, como ya sabes estoy al frente de la empresa, Jasper está a mi lado y apoya todas mis decisiones y como hermanos, como empresa queremos hacer una sociedad contigo, fusionar Construcciones Cullen y Construcciones Swan como una sola empresa, como una familia, como una persona- la mirada de Edward no dejaba espacios para debatir.


-Eso significa que Construcciones Swan quedaría absorbida por Construcciones Cullen no es cierto?-.


-Claro que no Bella tu Empresa ya no se llamara Construcciones Swan, pero la mía ya no se llamara Construcciones Cullen serán una sola que se llamará Construcciones CS o SC como prefieras-.


Mi emoción me sobrepasaba podría comenzar a llorar en cualquier momento, pero no podía, las lagrimas en estos rubros no son apreciadas –no Construcciones CS está bien, es perfecto, me encanta la idea por mi queda aceptada la fusión- mi enorme sonrisa no era ni la mitad del tamaño de la de Edward.


-Muy bien Señor Denali los movimientos los comenzamos de inmediato perfecto?-


-Por su puesto Señor Uley-


-Señores pueden dejarnos un momento solos a Isabella y a mí?-


-Si señor Cullen- sin decir más los abogados salieron de la sala de juntas, yo me puse de pie y me acerqué a la ventana para contemplar la ciudad que se expandía bajo aquel edificio, sentí sus manos rodear mi cintura y su barbilla apoyarse en mi hombro.


-Que pasa Bella no deseas la fusión?-


-Si claro que si es algo que nos servirá a los dos, es solo que estoy sorprendida-.


-A si?- escuché un poco de ironía en su voz.


Me volví hacia el verlo de frente y tratar de descifrar el porqué de la ironía pero cuando se lo proponía leer a Edward era como leer una piedra –Que?- pregunté molesta y con el ceño fruncido.


-Nada es solo que, Bella yo se que lo nuestro no ha sido muy común, pero te voy proponer otra fusión, otra sociedad.-


-Otra? Edward yo solo tengo Construcciones Swan, qué más puedo tener para hacer sociedad…-mi boca se cerró cuando Edward sacó una pequeña caja de terciopelo negro de su saco.


-Perdona si no te lo pido bajo la luz de la luna, a la orilla del mar, pero no puedo esperar más, Bella te casas conmigo?-


Era imposible evitar las lagrimas en este momento, diablos ese hombre sabia como detener mi corazón y hacerlo latir desaforadamente al mismo tiempo, lo amaba, lo deseaba y no podía estar lejos de él –Si si quiero Edward-.


Colocó el pequeño anillo en mi dedo y nos besamos suavemente hasta que el oxigeno fue necesario


-Nosotros además de edificios, construimos el amor no es cierto?- me preguntó con una sonrisa traviesa.


-Claro Edward y lo hicimos construyendo con amor, CONSTRUYENDO LA PASION-.






FIN

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